Las temperaturas están bajando, los días se acortan y cada vez entran más ganas de tener una rica comida caliente sobre la mesa. Aunque ahora mismo esto puede ser muy apetecible, lo cierto es que provoca que el desperdicio alimentario se dispare. ¿A qué se debe eso? En España Recicla hemos estado investigando y os lo contamos a continuación.

Cómo afecta el frío a nuestra alimentación

El desperdicio alimentario en invierno

Con la progresiva llegada del otoño y el invierno, la temperatura de nuestro cuerpo disminuye, y es el propio cuerpo quien nos pide un aumento de calorías para suplir esa falta de calor. Por lo que el consumo de comida aumenta por estas fechas. Aunque ese no es el único motivo; nuestros antepasados almacenaban la comida durante esta época para poder subsistir y hoy en día es más frecuente ver como el estado de ánimo decae.

Si a esto le añadimos la llegada de la navidad y el año nuevo (con sus respectivas comidas y cenas con la familia, los amigos y la empresa), queda demostrado que hay más de un motivo para el aumento del consumo alimenticio.

El desperdicio alimentario en invierno

¿Esto supone un problema? Si, ya que después nos toca lidiar con el desperdicio alimentario. Con la llegada de las fiestas, queremos agasajar a nuestro invitados y muchas veces compramos más de lo que vamos a utilizar.

«Mejor que sobre comida a que falte comida

Una frase muy conocida y citada y a la vez una de las más dañinas, ya que sabemos que muchos de los productos que no vamos a utilizar acabarán en el fondo de la nevera hasta ponerse mohosos para luego poder tirarlos sin mucho cargo de conciencia.

Soluciones para evitar el desperdicio alimentario

Antes de abordar el tema hay dos conceptos que debéis conocer cuando se habla de este tema en un nivel internacional:

  • Pérdida de alimentos: se produce desde el sector agrícola primario hacia la industria de transformación alimentaria y el sector mayorista.
  • Desperdicio alimentario: se produce desde el sector minorista hacia la industria de servicios y hogares.

¿Qué quiere decir esto? Que se necesita un esfuerzo conjunto para evitar este problema.

Según Marianne Thomson, responsable de investigación y profesora de sistemas alimentarios sostenibles en el Departamento de Ciencias de la Alimentación de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), ha publicado varios estudios en los que dice que si se reduce a la mitad tanto la pérdida como el desperdicio alimentario, se podrían resolver los problemas de escasez de alimentos a nivel mundial.

Otro cálculos muestra que esta reducción equivaldría a ahorrar el 8% de las emisiones de gases de efecto invernadero, causadas por el consumo de alimentos en Europa, además de un 7% del consumo del agua y un 14% de la energía incorporada a la producción de alimentos para la ciudadanía europea.

Nuevas costumbres alimentarias

Lo primero que debemos saber es que este cambio idealmente se debe hacer de forma conjunta, pero que se puede empezar a un nivel más individual. ¿Cómo? Podemos empezar consumiendo menos cantidad de comida. Reducir la cesta dela compra y aprendiendo a utilizar el producto si bien no en su totalidad, al menos en su mayoría. Estar al tanto de las iniciativas de restaurantes, por ejemplo ya es conocida la aplicación que permite comprar a un precio más reducido la comida sobrante de los restaurantes (To Good To Go).

Y de cara a las navidades, debemos ser objetivos. ¿Realmente hacen falta tres cajas de polvorones o con comprarlos sueltos y de los sabores que sabemos que gustan está bien? Pensamos que «una vez al año no hace daño» y nos equivocamos. Sí que hace daño, al planeta y a nosotros mismos, puede que no hoy, ni mañana, pero pronto. Al fin y al cabo, recordad que los recursos del planeta son finitos, por lo que hay que tomar soluciones ahora para evitar problemas mayores en el futuro.