El País. 17/04/2018 

Barcelona premiará a las familias que más reciclen la basura con bonificaciones, por ejemplo en la tasa de recogida. No es una medida que el Ayuntamiento quiera tomar de forma inmediata, pero sí a medio plazo. Tanto es así, que la nueva contrata de limpieza, que el consistorio sacará a concurso en breve y entrará en vigor a finales de 2019, prevé que los contenedores estén preparados para identificar a sus usuarios. Los 26.000 contenedores actuales serán sustituidos por otros nuevos con tecnología que permitirá tener un mayor control del servicio: tanto para los profesionales de la recogida como para la administración.

El comisionado de Ecología, Francesc Ximeno, y la teniente de alcalde de Urbanismo, Ecología y Movilidad, Janet Sanz, han presentado este lunes los principales aspectos del futuro contrato, del que han destacado que «no será una concesión, como ahora, sino una contrata», lo que permitirá «incrementar el control público». El servicio de limpieza viaria y recogida de basuras, con 4.000 personas empleadas y más de un 10% del presupuesto anual (307 millones de euros), es uno de los de mayor coste para el Ayuntamiento. Y tras el presunto fraude por parte de FCC revelado hace dos años por este diario, el gobierno de la alcaldesa Ada Colau quiere evitar que puedan repetirse irregularidades.

En este sentido, Sanz ha explicado, que la legislación no permite excluir a la empresa investigada del concurso, porque cualquier medida no puede tomarse antes de que haya sentencia firme. La edil también ha descartado, como ya hizo en noviembre de 2016, internalizar el servicio, por su gran magnitud: miles de empleados, material móvil, flota de vehículos, etc. En cualquier caso ha subrayado que la nueva contrata no supone una externalización, sino que el control será público, con cambios notables, como que el Ayuntamiento dispondrá, sin intermediarios, de los datos de información del servicio, que también estarán a disposición de la ciudadanía.

En el plano ciudadano, lo que más notarán los vecinos de Barcelona es la sustitución de los 26.000 contenedores actuales por otros nuevos con la citada tecnología para localizarlos mediante GPS o identificar a sus usuarios. A la larga, el Ayuntamiento se plantea identificar a las familias con un chip en las bolsas o incluso que los contenedores se abran con una tarjeta. Así se podría premiar a quien más recicle o quien más separe la fracción orgánica, que es la que más está costando extender. Actualmente ya existe una tarjeta del Área Metropolitana de usuario de los puntos verdes de reciclaje, cuyo uso bonifica en la Tasa Metropolitana de Tratamiento de Residuos.

Las condiciones de la contrata que el Ayuntamiento tiene previsto tramitar esta semana buscan permitir que el servicio sea «flexible y adaptable a cambios normativos que vendrán en los próximos años», resume Ximeno. Además, pretende mejorar aspectos del actual servicio. Como disminuir hasta un 8% los residuos que se tiran incorrectamente en la fracción orgánica (ahora son el 20%) o aumentar la tasa de reciclaje, que está estancado en el 36%, con la voluntad de alcanzar un porcentaje superior al 50%. También intenta reducir la generación de basura por habitante y día de los 1,3 kilogramos actuales a 1,2. La normativa del concurso divide la ciudad en cuatro zonas y obliga a todos los licitadores a presentarse a dos de ellas, aunque solo podrán resultar adjudicatarios de un lote.

En el capítulo de la limpieza, la contrata intenta dar mayor flexibilidad al servicio que actualmente. Por ejemplo, prevé combinar las necesidades de cada territorio a las especificidades de cada época del año; y alarga dos meses la temporada alta de servicios: de mayo a octubre, porque cada vez hace más calor.

En los dos capítulos, limpieza viaria y recogida de basura, la nueva contrata puntuará más a las empresas que presenten flotas de vehículos poco contaminantes y ruidosas. En este sentido, los camiones de la basura no podrán ser diésel (ahora lo son casi todos) y los vehículos pequeños tendrán que ser eléctricos.