ELMUNDO.es. Carlos Fresneda. 4/XII/2011
- Suma las tres ‘erres’ fundamentales: reducir, reciclar y reusar.
- En Madrid hay ya más de 2.800 ‘freecicladores’ y 1.600 en Barcelona.
- El próximo objetivo está en los países en desarrollo.
El sofá en el que está sentado Deron Beal lo consiguió gratis, después de donar su propia cama de soltero. El intercambio se produjo hace ocho años, cuando 30 amigos de Tucson (Arizona) decidieron crear un grupo de trueque en Yahoo. La voz del «quiero y ofrezco» se ha propagado desde entonces como un generoso virus: los miembros Freecycle superan ya los 9 millones, distribuidos por 5.000 grupos y en 75 países.
«Todo el mundo tiene algo que ofrecer y algo que necesita», sostiene Beal, el padre del ‘freeciclaje’. «En estos tiempos que corren, ¿qué mejor regalo podemos hacer a nuestra comunidad y al planeta que donar lo que nos sobra y evitar que acabe en un vertedero?».
En el ‘freeciclaje’ se dan la mano las tres ‘erres’ fundamentales: reducir, reciclar y reusar. Con la condición, eso sí, de que todo lo que cambia de manos sea gratuito. El espíritu y el lema del grupo es precisamente ése: «Changing the world one gift at a time». O sea, cambiando el mundo gota a gota, regalo a regalo…
«Ofrezco: un kimono de aikido, talla mediana. Quiero: unas pesas de kilo y medio para ponerme ‘mazas’. Ofrezco: silla de cocina de Ikea, nuevecita. Quiero: mesa de comedor para cuatro. Ofrezco: guitarra eléctrica (le faltan dos cuerdas) Quiero: libro de historia del arte…».
En Madrid hes’ay ya más de 2.800 ‘freeciclador y 1.600 en Barcelona. En 15 comunidades autónomas funcionan grupos que llegan desde Icod de los Vinos a la base de Rota (con más de medio centenar de miembros cada uno). Basta con buscar la dirección del grupo más cercano en la red, remitir el e-mail y esperar a que el moderador de turno nos dé la bienvenida. Pronto recibiremos mensajes puntuales, o un menú diario de intercambio, o el acceso directo a la lista según van llegando las ofrendas y las querencias.
Recuperar las tradiciones
«El trueque es algo muy arraigado en todas las culturas», asegura Beal. «En casi todas las lenguas encuentras proverbios que lo explican inmejorablemente: ‘Basura de unos, tesoro de otros’… El problema es que la sociedad consumista de usar y tirar ha pasado como una apisonadora sobre nuestras mejores tradiciones. Lo que estamos haciendo es lo que ha hecho la humanidad durante siglos y lo que se sigue haciendo en muchos pueblos y comunidades. La novedad está tal vez en la tecnología».
«¿Qué ocurriría si fuera más fácil dar algo que tirarlo?», se pregunta Beal. «¿Por qué no nos reorganizamos para que pueda ocurrir eso? Freecycle no es más que un pequeño gran paso hacia un nuevo modelo que algunos llaman el consumo colaborativo».
Aunque una cosa es contarlo, y otra más gratificante aún es vivirlo: «Imagínate que tienes en casa una cama que ya no necesitas. Y que viene un extraño a tu casa a cargar con ella. Y que no sólo no te cobra, sino que te lo agradece profundamente y se marcha con una gran sonrisa… Intercambios como esos se producen hasta 45.000 todos los días en Freecycle. No sólo estamos ayudando a la gente a ahorrar dinero, sino que estamos creando una red y potenciando los lazos de comunidad».
Beal insiste también en cómo se beneficia el planeta entre tanto ofrezco y tanto quiero: «Todos los días reusamos unas 700 toneladas de materiales, el equivalente a la carga que recibe un vertedero de tamaño medio. Si hiciéramos una pila con todo lo que intercambiamos, tendríamos un volumen de cuatro veces el Monte Everest al año. Y eso por no hablar del ahorro en materiales, recursos y emisiones de CO2, si todo lo que conseguimos gratis tuviéramos que comprarlo nuevo».
El próximo objetivo de Freecycle está en los países en desarrollo. Beal está empeñado en una aplicación que consiga simplificar al máximo el funcionamiento de la red, de modo que sea posible cerrar los intercambios a golpe de teléfono móvil: «No vamos a explicar en Africa en qué consiste el trueque, porque ellos lo saben desde mucho antes que nosotros. Pero a lo mejor podemos darles una herramienta que les ayude a hacerlo más fácil».
El sofá de Deron Beal en su casa de Tucson, por cierto, necesita tal vez una mano de tapicería. Entre tanto, y por guardar las apariencias, bien vale una funda de quita y pon. La consiguió también gratis en la red de Freecycle.
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