Incentivar a los consumidores con premios o dinero para que reciclen más. En países como Estados Unidos, Canadá o Australia, aumentan las iniciativas que llevan a la práctica este objetivo. Sus responsables se basan en sistemas de lo más variados y originales: cubos de basura que controlan los residuos, máquinas expendedoras que reciclan envases, programas informáticos que examinan el gasto de electricidad, luz o agua, basura que se transforma en nuevos productos para su venta, etc. Con este sistema no sólo los consumidores ganan, sino también el medio ambiente.

Enviado por: ECOticias.com

Las campañas de concienciación sobre la importancia de reciclar no siempre dan buenos resultados. ¿Y si el dinero gastado en ellas llegara de manera directa a los consumidores? Con esta idea, Patrick Fitzgerald abandonó su trabajo en Wall Street para fundar en 2004 RecycleBank junto a un amigo del colegio, Ron Gonen. El objetivo consiste en que todo el mundo se beneficie:

      Los consumidores reciben puntos para canjearlos por diversos productos o servicios de los comercios asociados a cambio de reciclar sus basuras. Los puntos también se obtienen con el uso de una tarjeta Visa, la Gconomy, que ayuda a promover el programa de educación ambiental «Escuelas más verdes» del propio RecycleBank.
   
      Los municipios aumentan sus tasas de reciclaje y reducen las basuras destinadas a vertederos, mientras que los ayuntamientos compensan a los transportistas y procesadores de desechos.
   
      RecycleBank se lleva un pequeño porcentaje del ahorro que implica disminuir la cantidad de basura en vertedero y aumentar el reciclaje. Por otra parte, también gana con la venta de patrocinios y publicidad a través de su multitud de canales de comercialización, que se extienden a Internet, el correo postal y sus propios contenedores de reciclaje.

     El sistema se basa en un dispositivo de seguimiento electrónico ubicado en los cubos de basura, que indica la cantidad reciclada en cada hogar. Los servicios municipales recogen y pesan los residuos de cada contenedor. Cuánto más se recicla, más puntos se obtienen, con un máximo de 400 dólares anuales en puntos. Si se introducen desechos que no pueden reciclarse, el sistema lo detecta y resta puntos. Los usuarios consultan sus datos por Internet o teléfono, y también pueden ganar puntos adicionales con el reciclaje de basura electrónica o mediante la participación en encuestas.

El proyecto piloto se inició en dos barrios de Philadelphia y en la actualidad se ha extendido a más de 300 comunidades de 26 estados norteamericanos, con la participación de cientos de negocios locales y nacionales.

Según sus responsables, este servicio ha evitado desde sus comienzos que más de 200.00 toneladas de residuos acaben en vertederos y ha salvado más de cinco millones de árboles. En cuanto al tipo de desecho reciclado, el 55% es papel, el 26% vidrio, el 7% cartón, el 4% plástico, el 3% latas, el 2,6% otros, el 2% chatarra y el 0,4% electrónico. RecycleBank ha ganado diversos premios nacionales e internacionales gracias a su éxito y originalidad.

Otras iniciativas interesantes

Bottle Bills. Puesto en marcha en más de diez estados norteamericanos, entre ellos Nueva York, abona dinero por cada botella usada que se entregue en los comercios colaboradores y puntos de reciclaje.
EarthAid. Este servicio, utilizado en Washington, se basa en un programa informático que controla el consumo de electricidad, gas natural y agua de un hogar. Si sus propietarios reducen el gasto con respecto a facturas pasadas, obtienen puntos canjeables en distintos comercios de todo el país.

Envirobank. Este sistema australiano utiliza máquinas de vending (como las de las latas de refrescos) para clasificar y recolectar envases para el reciclaje. Los consumidores depositan las bebidas vacías en estos contenedores a cambio de dinero en efectivo o puntos para canjear por regalos, algunos tan curiosos como un bolso con radio o una linterna con caja de herramientas. El sistema reconoce los códigos de barras de los productos para desechar de forma automática cualquiera que no sea de aluminio o plástico PET. La máquina es capaz de compactar los residuos para aumentar su capacidad y dispone de monitores LCD que muestran información y, según el caso, publicidad. Los contenedores se han ubicado en colegios y hospitales de diversas localidades de Australia.

Gazelle. Recoge todo tipo de aparatos electrónicos usados para su reventa o reciclaje y, según su estado, abona a sus propietarios una cantidad de dinero. Los responsables de este sistema cubren también los gastos de envío. La idea ha tenido buena acogida y ya hay varias iniciativas similares, como YouRenew o BuyMyTronics.

Greenopolis. Propone a los consumidores una gran variedad de formas de ganar premios por reciclar. En su web interactiva, cualquier persona puede participar en su blog y aportar ideas para lograr puntos que puedan canjearse en restaurantes locales y lugares de ocio.

Recycling Rewards. Es una iniciativa canadiense de una empresa de reciclaje para ayudar a organizaciones sin ánimo de lucro. Los productos que consigue reutilizar se ponen a la venta en una tienda denominada Talize.

Rewards for Recycling. Alienta el reciclaje en los hogares mediante premios y en asociación con los municipios, los negocios locales, los transportistas de residuos y los medios de comunicación. Sus responsables aseguran que su sistema ya se utiliza en más de 43.000 hogares y ha repartido más de 300.000 dólares en premios.

TerraCycle. Basado en la idea del «upcycling», este sistema se ha extendido por todo EE.UU. Su objetivo es transformar la basura en productos útiles para su posterior venta y que los consumidores ganen dinero durante el proceso. Con los beneficios obtenidos desde sus comienzos, en 2009, sus responsables han donado más de 500.000 dólares a distintas organizaciones de caridad.